¿Es posible conducir de forma segura con motilidad o limitación funcional parcial o total en alguna/s de las extremidades?
La respuesta es SÍ.
La pérdida de facultades físicas, a causa de la edad o de un accidente, puede limitar nuestra movilidad, aunque esto no tiene por qué relegarnos a ser pasajeros de por vida. Según datos de la Dirección General de Tráfico (DGT), en España hay más de 50.000 personas con dificultades para moverse que tienen el permiso de la clase B. Porque la ley también permite conducir a las personas que, aunque no reúnen todas las condiciones psicofísicas necesarias, sí pueden suplir estas carencias con adaptaciones especiales en sus vehículos.
El procedimiento general sería:
- Las personas con algún tipo de discapacidad que acceden por primera vez a un permiso o que necesitan adaptaciones para seguir conduciendo, deben pasar un examen físico en un centro de reconocimiento médico homologado (CRM). En esta primera valoración, el CRM debe evaluar el tipo y grado de discapacidad del conductor, así como identificar las adaptaciones que serán necesarias en el vehículo, adecuadas al tipo y grado de la discapacidad diagnosticada.
- Con las especificaciones del CRM, el aspirante a conducir con adaptaciones debe solicitar una prueba de conducción en pista a la jefatura de Tráfico correspondiente. Puede hacerlo a través de una autoescuela o a título particular (de esta forma debe aportar su propio vehículo adaptado).
- El siguiente paso es buscar un centro de formación especializado que cuente con vehículos adaptados a este tipo de formación, pues no todas las autoescuelas los tienen.
- Una vez que el conductor sabe cuáles son las adaptaciones necesarias para su vehículo, los especialistas recomiendan hacer una valoración económica de cada una de ellas en un taller homologado y especializado.
Para más información DGT publica un artículo completo en su revista:
https://revista.dgt.es/es/reportajes/2023/06JUNIO/0620-Adaptaciones-discapacitados.shtml